POCH EN EL CENTRO CULTURAL RECOLETA
Estos trabajos figuran en el catálogo de la muestra.
Comentario de Grondona White para el catálogo.
En un mundo cada vez mas empecinado en consumir lo inmediato, sin digerirlo, lo mas Light posible, es un placer inmenso toparse con personas que siempre rehuyeron del facilísimo y la utocomplacencia para dedicar toda una larga vida a una profesión y un arte que perdure.
Tal es el caso de León, nunca hubo un nombre más apropiado. Evoca nobleza, tenacidad y porqué no, cierta superioridad sobre las alimañas que pululan, haciendo ruido, ocupando espacio y finalmente desapareciendo sin dejar huellas ni recuerdos.
Recuerdos... la materia prima de los sueños y de los efectos... plasmar los recuerdos en trazos y colores para compartirlos con los semejantes impedidos. Cronista inmediato pero historiador para siempre... ¡Qué hermosa profesión, ardua y disciplinada, eligió León! Mostrarnos la polaroid de una instantánea y luego la biblioteca de todos los instantes unidos por el tiempo, como un fresco en perpetuo movimiento...
Conocí a León por sus instantáneas, en Patoruzú, cuando mi tío nos pasaba las revistas viejas, para desesperación de mi padre, que pensaba que las "revistas de chistes" distraen a los chicos de sus deberes. León estaba en ilustre compañía, en la revista de Quinterno: Blotta, Ferro, Gubellini... yo pensaba que "Poch" era un seudónimo chistoso, para referirse a "Pochito", el invasor de mi infancia y adolescencia.
Mirando hacia atrás descubro cuanta libertad tenían los humoristas de esa época (´40 ó ´50) para referirse a temas sociales: no existía lo "políticamente correcto".
Supongo que era la válvula de escape ante la absoluta falta de crítica que se podía efectuar al gobierno.
Es con un dejo de tristeza que escribo estas líneas, León Poch no necesitaría presentación alguna después de setenta años de darlo todo: debería estar permanentemente presente, como símbolo del argentino, inmigrante, desterrado que ama a su patria adoptiva mas que muchos nativos, y que ha hecho muchísimo por ella y su colectividad.
Me tomo el atrevimiento de comparar a León Poch con Hokusai, al que lo halagaba ser conocido como "ese anciano loco por el dibujo". Si no se lo dijo alguien antes, se lo digo yo. Ambos dedicaron todo su talento en mostrar "la vida flotante".
ALFREDO GRONDONA WHITE
Estos trabajos figuran en el catálogo de la muestra.
Comentario de Grondona White para el catálogo.
En un mundo cada vez mas empecinado en consumir lo inmediato, sin digerirlo, lo mas Light posible, es un placer inmenso toparse con personas que siempre rehuyeron del facilísimo y la utocomplacencia para dedicar toda una larga vida a una profesión y un arte que perdure.
Tal es el caso de León, nunca hubo un nombre más apropiado. Evoca nobleza, tenacidad y porqué no, cierta superioridad sobre las alimañas que pululan, haciendo ruido, ocupando espacio y finalmente desapareciendo sin dejar huellas ni recuerdos.
Recuerdos... la materia prima de los sueños y de los efectos... plasmar los recuerdos en trazos y colores para compartirlos con los semejantes impedidos. Cronista inmediato pero historiador para siempre... ¡Qué hermosa profesión, ardua y disciplinada, eligió León! Mostrarnos la polaroid de una instantánea y luego la biblioteca de todos los instantes unidos por el tiempo, como un fresco en perpetuo movimiento...
Conocí a León por sus instantáneas, en Patoruzú, cuando mi tío nos pasaba las revistas viejas, para desesperación de mi padre, que pensaba que las "revistas de chistes" distraen a los chicos de sus deberes. León estaba en ilustre compañía, en la revista de Quinterno: Blotta, Ferro, Gubellini... yo pensaba que "Poch" era un seudónimo chistoso, para referirse a "Pochito", el invasor de mi infancia y adolescencia.
Mirando hacia atrás descubro cuanta libertad tenían los humoristas de esa época (´40 ó ´50) para referirse a temas sociales: no existía lo "políticamente correcto".
Supongo que era la válvula de escape ante la absoluta falta de crítica que se podía efectuar al gobierno.
Es con un dejo de tristeza que escribo estas líneas, León Poch no necesitaría presentación alguna después de setenta años de darlo todo: debería estar permanentemente presente, como símbolo del argentino, inmigrante, desterrado que ama a su patria adoptiva mas que muchos nativos, y que ha hecho muchísimo por ella y su colectividad.
Me tomo el atrevimiento de comparar a León Poch con Hokusai, al que lo halagaba ser conocido como "ese anciano loco por el dibujo". Si no se lo dijo alguien antes, se lo digo yo. Ambos dedicaron todo su talento en mostrar "la vida flotante".
ALFREDO GRONDONA WHITE
2 Comments:
Excelentes trabajos y magnifica la tarea de mantener viva la memoria de este magnifico artista. Bravo!
Muy lindo blog, los felicito y les deseo mucha suerte.
Huijaa Canejo!
Sergio Maganás
www.patoruzu-web.com.ar
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